///00121212 Diáspora.

Hoy ha sido un día bastante extraño, raro. Lleno de sucesos de esos que te hacen pensar acerca de algo. Sobretodo reaccionar.

Todo apuntaba que hoy algo sería distinto; no todos los días se dan fechas tan curiosas e irrepetibles como el 12.12.2012. Después de asistir a las combativas clases de Composición II de Elia G. Mozo, donde su exposición de hoy continuaba con el tema de la luz en la arquitectura, y los distintos significantes que un material como el vidrio podía combinar con esta.

La clase de hoy tiene relación con la motivación que hoy me lleva a retomar esta costumbre del blogging cuando Elia, como acostumbra, hacer ver que esas connotaciones del cristal deberían extenderse a la lectura de la arquitectura. Como nuestro centro público presenta incongruencias en esa lectura, habiéndose transmutado conceptos entre distintos espacios. Cómo un lugar como los despachos del profesorado, que ocupa un lugar jerárquico (Yo por encima de vosotros), se encierra en sí mismo. Éstos deberían ser el ejemplo para los que educan; subiéndose todos al carro en de la austeridad, de ser buenos chicos, mientras en esta introspección del espacio en el que se refugian, montando cábalas para asentarse, agruparse y formar en secreto un poder oligárquico dentro de un sistema al que no le corresponde, un sistema que no está pensado para tipos así, donde el poder y la decisión reside en cada uno de nosotros.

De estas palabras, verdades todas ellas, que te quitan dolorosamente las legañas (en sentido metafórico y figurado y tristemente con todas sus posibles lecturas) uno sale intranquilo de clase, sabiendo que esa verdad duele, que no es justa y que no debe tener cabida en un mundo en el que tu crees fielmente.

Para mi sorpresa, de camino a casa me cruzo con un tumulto en el que enseguida me veo envuelto fruto de la curiosidad. Se trataba de un profesor que daba clase a sus alumnos. ¿Que raro ver esta situación en una universidad, no? La situación era extraordinaria, os cuento: Habían tenido la brillante idea de contextualizar un debate delante del connotativo edificio de El Rectorado. El tema del debate era lo predecible, las actuales protestas, el malestar de la sociedad ante la turbia nube que envuelve a nuestro sistema de gobierno. Realmente se escucharon propuestas, posturas, quejas y soluciones muy interesantes e impactantes. En resumen sucedió algo increíblemente sano y enriquecedor para mí y para todos los que allí nos paramos a escuchar y participar. Al parecer era (y muy probable por las fechas en las que estamos) el último debate que mantendrían en su asignatura seguramente en este año. Dentro de esta actividad tan  aparentemente espontanea se dedican unas palabras de agradecimiento al profesor que tutorizaba esta actividad. Aquí es donde se destapó la guinda: esta idea había nacido de los alumnos de filología que habían propuesto al profesor hacer este tipo de actividad. Sublime.

Cuando este profesor tomó la palabra quiso evidenciar que el mérito de esta iniciativa estaba en los alumnos. Les quiso agradecer que este tipo de actividad le había sacado del letargo de la pasividad en el que se había sumido. Quiso dejar entrever que era producido por el estrés de la vida (y de su docencia) y que esta actividad le había hecho que el papel activo que nos caracteriza en nuestra juventud se volviera a avivar.

Estas dos experiencias no podían ser meras casualidades, y menos hoy. En mí afloran varios sentimientos nuevos al sentirme identificados con estas personas. Me han hecho ver cosas muy distintas, y la que mas resuena en mi cabeza es la idea de ‘something is changing inside of people’. Algo también dentro de mi. El crecer lleva consigo un adquirir nuevas responsabilidades y también un cambio de actitud. Pasar al bando activo ante las cosas que chirrían en la sociedad; dejar de ser un sonámbulo que va de cama a clase y cama y poner el acento en todo nuestro entorno y sacar de él todas las lecciones posibles  para que formen parte de nuestro bagaje.

Preguntarse y no parar de preguntarse acerca de cualquier tipo de sucesos. Como podría intuirse cierta relación entre la opacidad de un espacio y como este se convertía en escenario de maquinación, y como una lección universitaria no iba vinculada a un espacio cerrado. ¿No son esto muestras de que se están produciendo nuevo panoramas que reclaman nuevas cualidades? Parece que aún es posible potenciar y optimizar ciertas situaciones que demandan nuevos escenarios que los posibiliten. Creo que de todo lo que nos sucede, si se pone atención en ello, se puede convertir en conocimiento que añadir a nuestra vida y nuestro trabajo. Something is changing, something had to change.